jueves, 26 de julio de 2012

¿Está tan mal el país como lo pintan los medios de prensa? Creo que no…

Por Camilo Rodríguez Chaverri
 
 
Es doloroso admitirlo, pero el periodismo es destructivo. Es doloroso admitirlo, pero los periodistas asumimos que los políticos son unos corruptos hasta que demuestren lo contrario. Es doloroso admitirlo, pero la prensa no solo le ha hecho bien a la democracia. También le ha hecho mal. La gente buena no está dispuesta a entrar en política, no está dispuesta a ejercer ciertos cargos públicos, por dos razones de peso: se gana muy mal en esos puestos y desde que usted asume ese cargo, pasa a ser considerado un “sinvergüenza” y la culpa tiene que ver con los excesos de la prensa.

La prensa ha sido fundamental para desnudar pillerías y sandeces, pero en el camino se ha llevado entre las patas el honor de gente buena. Al informar profusamente sobre ciertos temas, antes de un juicio justo y comedido, la prensa también juzga. Hay dos tipos de juicios en Costa Rica: los “mediáticos” y los “oficiales”. En los mediáticos, el castigo es el menoscabo del honor. Alguien puede salir libre, ser inocente, salir bien librado de un juicio “oficial”, pero si fue condenado “mediáticamente”, la duda quedará para siempre. Y la duda pasa de padres a hijos. La duda se hereda, como una maldición, como una enfermedad genética. A la par de esa tendencia a juzgar a los políticos siempre, como si todos fueran pillos, como si todos fueran rufianes, malhechores y rastreros, existe la tendencia a pensar que el periodismo debe ser destructivo, debe sostenerse a partir de la denuncia y, en el caso específico del periodismo farandulero o social, a partir del choteo. Se trata a las figuras públicas con el desprecio con que se trata a los políticos.

¿Cuál es el problema? Que la prensa denuncia muchas veces con buena fe y acierta, porque un juicio demuestra que la denuncia llevaba razón. Pero otras muchas veces, la prensa denuncia de mala fe, con la premisa maquiavélica de que solo las malas noticias venden, solo las malas noticias son noticias. En inglés, se dice en la formación de los periodistas, que “good news, no news”, es decir, que las buenas noticias no son noticias. No estoy de acuerdo, porque el informar solo lo malo, lo desagradable, lo feo, hace que tengamos una percepción distorsionada de la realidad. El país tiene muchos problemas, como lo denuncia la prensa. Es cierto, pero Costa Rica tiene grandes oportunidades en el mundo: no tenemos ejército, tenemos una cuarta parte del territorio en zonas protegidas, tenemos el río más limpio del continente, inventamos esa forma de armonía social que es el solidarismo, tenemos índices de salud de primer mundo, y tenemos gente joven que se integra al desarrollo social del país en proyectos tan conmovedores como “Techo”, que antes se llamaba “Un techo para mi país”, donde han participado como voluntarios 12 mil muchachos costarricenses. Por eso, la prensa debe ser más comedida y menos destructiva.