jueves, 7 de julio de 2011

Percepción de inseguridad, ¿Influye la Prensa? Un estudio para los sociólogos


Por Carlos Vilchez Navamuel

Sabemos que los índices de criminalidad en Costa Rica en general han subido con respecto a la última década, los datos así lo comprueban, http://www.nacion.com/2010-08-01/Opinion/Foro/Opinion2468204.aspx resulta entonces lógico suponer, que la percepción sobre la inseguridad aumente con respecto a años anteriores anteriores.

El periódico La Nación de Costa Rica publica el 04-07-10 con grandes titulares y en primera plana “Inseguridad es la mayor preocupación de costarricenses” y “La inseguridad se dispara como principal problema en el país.” La información proviene del resultado de una encuesta que hizo la empresa Unimer entre el 15 y 22 de junio. La razón, 49 de cada 100 ciudadanos están preocupados por la inseguridad y dicen que es el principal problema, el porcentaje actual es incluso tres puntos mayor al del 07-2010, supera así otros problemas como el desempleo, el alto costo de la vida o la corrupción. http://www.nacion.com/2011-07-04/ElPais/inseguridad-se-dispara-como-principal-problema-en-el-pais.aspx

La inseguridad se debe a varios factores, entre ellos, la criminalidad, la delincuencia, y la sensación de indefensión de los ciudadanos. Suponemos que en otras partes, el terrorismo fundamentalista, es un factor más que deben de agregar los ciudadanos a esa sensación de inseguridad.

“Para la Organización Mundial de la Salud, un índice normal de criminalidad medida por muertes violentas intencionales se encuentra entre 0 y 5 homicidios por 100.000 habitantes en el período de un año. Cuando ese índice de homicidios se ubica entre 5 y 8 la situación se considera delicada, pero cuando excede de 8 nos hallamos frente a un cuadro de criminalidad “epidémica”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=113476

En Venezuela por ejemplo la cifra alcanzó el último año los 75 homicidios por 100.000 habitantes, en Centroamérica, El Salvador, es el que presenta el índice más alto, 58 por cada 100.000 habitantes, mientras que Guatemala y Honduras es de 45 y 43 por cada 100.000 habitantes, Nicaragua, Costa Rica y Panamá son los países con el índice más bajo, pues su tasa es de 10 por cada 100.000 habitantes. http://www.laestrella.com.pa/online/noticias/2011/06/24/panama_y_costa_rica_con_indices_de_criminalidad_menores_pero_aumenta.asp

Esa es la realidad de los números, si usted viene de Venezuela o de El Salvador, y llega a Costa Rica su percepción será muy distinta a la que tiene el ciudadano que reside en el país, y si usted viaja desde Costa Rica a Suecia o a Aruba, la diferencia la notará enseguida.

El informe sobre el Desarrollo Humano para América Central 2009-2010 (PNUD) nos señala que la inseguridad ciudadana en Costa Rica y América Central sí tiene solución, lo que produce esperanza. http://www.pnud.or.cr/index.php?option=com_content&view=article&id=598:la-inseguridad-ciudadana-en-costa-rica-y-america-central-si-tiene-solucion&catid=46:desarrollo-humano

Por último, un aspecto que no mencionan los noticieros y los medios de comunicación en general, y que debe de cuestionarse de manera seria y objetiva es el siguiente; ¿Cuánto influyen los medios y la prensa en general en la percepción de los ciudadanos sobre la inseguridad? La pregunta es válida porque los medios de comunicación nos bombardean todos los días, mañana, tarde y noche, con cantidad de informaciones que se maximizan en los noticieros con exceso de noticias sobre sucesos negativos, y de la misma forma lo hacen algunos periódicos cuando publican en sus primeras planas fotografías verdaderamente espeluznantes sobre crímenes o accidentes que tienen que producir un impacto especial en la psiquis del que observa la información.

¿Que sucedería si hiciéramos un experimento y durante el transcurso de un año, los medios de comunicación ignoraran las noticias sobre, sucesos negativos, crímenes y otros delitos menores? ¿Bajaría el índice de inseguridad? ¿Existe algún estudio sociológico hecho por la Universidad de Costa Rica sobre este tema?

Preguntamos, ¿Cómo podemos estar entre los países más felices del mundo (33) si estamos tan angustiados por la inseguridad tal y como lo demuestran los altos índices de estas encuestas? http://nuevaeconomia.com.bo/productos/revista-articulos/economia-internacional/los-10-paises-mas-felices-del-mundo/

miércoles, 29 de junio de 2011

La civilización del espectáculo


Por Mario Vargas Llosa

Para diario LA NACIÓN, Buenos Aires
Sábado 09 de junio de 2007


En algún momento, en la segunda mitad del siglo XX, el periodismo de las sociedades abiertas de Occidente empezó a relegar discretamente a un segundo plano las que habían sido sus funciones principales –informar, opinar y criticar– para privilegiar otra que hasta entonces había sido secundaria: divertir. Nadie lo planeó y ningún órgano de prensa imaginó que esta sutil alteración de las prioridades del periodismo entrañaría cambios tan profundos en todo el ámbito cultural y ético. Lo que ocurría en el mundo de la información era reflejo de un proceso que abarcaba casi todos los aspectos de la vida social. La civilización del espectáculo había nacido y estaba allí para quedarse y revolucionar hasta la médula instituciones y costumbres de las sociedades libres.

¿A qué viene esta reflexión? A que desde hace cinco días no hallo manera de evitar darme de bruces, en periódico que abro o programa noticioso que oigo o veo, con el cuerpo desnudo de la señora Cecilia Bolocco de Menem. No tengo nada contra los desnudos, y menos contra los que parecen bellos y bien conservados, tal el de la señora Bolocco, pero sí contra la aviesa manera como esas fotografías han sido tomadas y divulgadas por el fotógrafo, a quien, según la prensa, su hazaña periodística le ha reportado ya 300.000 dólares de honorarios, sin contar la desconocida suma que, por lo visto, según la chismografía periodística, la señora Bolocco le pagó para que no divulgara otras imágenes todavía más comprometedoras.

¿Por qué tengo que estar yo enterado de estas vilezas y negociaciones sórdidas? Porque para no enterarme de ellas tendría que dejar de leer periódicos y revistas, y de ver y oír programas televisivos y radiales, donde no exagero si digo que los pechos y el trasero de la señora de Menem han enanizado todo, desde las degollinas de Irak y el Líbano, hasta la toma de Radio Caracas Televisión por el gobierno de Hugo Chávez y el triunfo de Nicolas Sarkozy en las elecciones francesas.

Esas son las consecuencias de aceptar que la primera obligación de los medios es entretener y que la importancia de la información está en relación directamente proporcional con las dosis de espectacularidad que pueda generar. Si ahora parece perfectamente aceptable que un fotógrafo viole la privacidad de cualquier persona conocida para exponerla en cueros o haciendo el amor con un amante, ¿cuánto tiempo más hará falta para que la prensa regocije a los aburridos lectores o espectadores ávidos de escándalo mostrándoles violaciones, torturas y asesinatos en trance de ejecutarse?

Lo más extraordinario, como índice del aletargamiento moral que ha resultado de concebir el periodismo en particular, y la cultura en general, como diversión y espectáculo, es que el paparazzi que se las arregló para llevar sus cámaras hasta la intimidad de la señora Bolocco es considerado poco menos que un héroe debido a su soberbia performance, que, por lo demás, no es la primera de esa estirpe que perpetra ni será la última.
Protesto, pero es idiota de mi parte, porque sé que se trata de un problema sin solución. La alimaña que tomó aquellas fotos no es una rara avis, sino producto de un estado de cosas que induce al comunicador y al periodista a buscar, por encima de todo, la primicia, la ocurrencia audaz e insólita que pueda romper más convenciones y escandalizar más que ninguna otra. (Y si no la encuentra, a fabricarla.) Y como nada escandaliza ya en sociedades donde casi todo está permitido, hay que ir cada vez más lejos en la temeridad informativa, valiéndose de todo, aplastando cualquier escrúpulo, con tal de producir el scoop que dé que hablar. Dicen que, en su primera entrevista con Jean Cocteau, Sartre le rogó: “¡Escandalíceme, por favor!” Eso es lo que espera hoy en día el gran público del periodismo. Y el periodismo, obediente, trata afanosamente de chocarlo y espantarlo, porque ésta es la más codiciada diversión, el estremecimiento excitante de la hora.

No me refiero sólo a la prensa amarilla, a la que no leo. Pero esa prensa, por desgracia, desde hace tiempo contamina con su miasma la llamada prensa seria, al extremo de que las fronteras entre una y otra resultan cada vez más porosas. Para no perder oyentes y lectores, la prensa seria se ve arrastrada a dar cuenta de los escándalos y chismografías de la prensa amarilla, y de este modo contribuye a la degradación de los niveles culturales y éticos de la información. Por otra parte, la prensa seria no se atreve a condenar abiertamente las prácticas repelentes e inmorales del periodismo de cloaca porque teme –no sin razón– que cualquier iniciativa que se tome para frenarlas vaya en desmedro de la libertad de prensa y el derecho de crítica.

A ese disparate hemos llegado: a que una de las más importantes conquistas de la civilización, la libertad de expresión y el derecho de crítica, sirva de coartada y garantice la inmunidad para el libelo, la violación de la privacidad, la calumnia, el falso testimonio, la insidia y demás especialidades del amarillismo periodístico.

Se me replicará que en los países democráticos existen jueces y tribunales y leyes que amparan los derechos civiles a los que las víctimas de estos desaguisados pueden acudir. Eso es cierto en teoría, sí. En la práctica, es raro que un particular ose enfrentarse a esas publicaciones, algunas de las cuales son muy poderosas y cuentan con grandes recursos, abogados e influencias difíciles de derrotar, y que lo desanime entablar acciones judiciales por lo costosas que éstas resultan y lo enredadas e interminables que son.

Por otra parte, los jueces se sienten a menudo inhibidos de sancionar ese tipo de delitos porque temen crear precedentes que sirvan para recortar las libertades públicas y la libertad informativa.
En verdad, el problema no se confina en el ámbito jurídico. Se trata de un problema cultural. La cultura de nuestro tiempo propicia y ampara todo lo que entretiene y divierte, en todos los dominios de la vida social, y por eso, las campañas políticas y las justas electorales son cada vez menos un cotejo de ideas y programas, y cada vez más eventos publicitarios, espectáculos en los que, en vez de persuadir, los candidatos y los partidos tratan de seducir y excitar, apelando, como los periodistas amarillos, a las bajas pasiones o los instintos más primitivos, a las pulsiones irracionales del ciudadano antes que a su inteligencia y su razón. Se ha visto esto no sólo en las elecciones de países subdesarrollados, donde aquello es la norma, también en las recientes elecciones de Francia y España, donde han abundado los insultos y las descalificaciones escabrosas.

La civilización del espectáculo tiene sus lados positivos, desde luego. No está mal promover el humor, la diversión, pues sin humor, goce, hedonismo y juego, la vida sería espantosamente aburrida. Pero si ella se reduce cada vez más a ser sólo eso, triunfan la frivolidad, el esnobismo y formas crecientes de idiotez y chabacanería por doquier. En eso estamos, o por lo menos están en ello sectores muy amplios de –vaya paradoja– las sociedades que, gracias a la cultura de la libertad, han alcanzado los más altos niveles de vida, de educación, de seguridad y de ocio del planeta.

Algo falló, pues, en algún momento. Y valdría la pena reaccionar, antes de que sea demasiado tarde. La civilización del espectáculo en que estamos inmersos acarrea una absoluta confusión de valores. Los íconos o modelos sociales –las figuras ejemplares– lo son, ahora, básicamente, por razones mediáticas, pues la apariencia ha reemplazado a la sustancia en la apreciación pública. No son las ideas, la conducta, las hazañas intelectuales y científicas, sociales o culturales, las que hacen que un individuo descuelle y gane el respeto y la admiración de sus contemporáneos y se convierta en un modelo para los jóvenes, sino las personas más aptas para ocupar las primeras planas de la información, así sea por los goles que mete, los millones que gasta en fiestas faraónicas o los escándalos que protagoniza. La información, en consecuencia, concede cada vez más espacio, tiempo, talento y entusiasmo a ese género de personajes y sucesos.

Es verdad que siempre existió, en el pasado, un periodismo excremental que explotaba la maledicencia y la impudicia en todas sus manifestaciones, pero solía estar al margen, en una semiclandestinidad donde lo mantenían, más que leyes y reglamentos, los valores y la cultura imperantes. Hoy ese periodismo ha ganado derecho de ciudad pues los valores vigentes lo han legitimado. Frivolidad, banalidad, estupidización acelerada del promedio es uno de los inesperados resultados de ser, hoy, más libres que nunca en el pasado.

Esto no es una requisitoria contra la libertad, sino contra una deriva perversa de ella, que puede, si no se le pone coto, suicidarla. Porque no sólo desaparece la libertad cuando la reprimen o la censuran los gobiernos despóticos. Otra manera de acabar con ella es vaciándola de sustancia, desnaturalizándola, escudándose en ella para justificar atropellos y tráficos indignos contra los derechos civiles.

La existencia de este fenómeno es un efecto lateral de dos conquistas básicas de la civilización: la libertad y el mercado. Ambas han contribuido extraordinariamente al progreso material y cultural de la humanidad, a la creación del individuo soberano y al reconocimiento de sus derechos, a la coexistencia, a hacer retroceder la pobreza, la ignorancia y la explotación. Al mismo tiempo, la libertad ha permitido que esa reorientación del periodismo hacia la meta primordial de divertir a lectores, oyentes y televidentes fuera desarrollándose en proporciones cancerosas, atizada por la competencia que los mercados exigen. Si hay un público ávido de ese alimento, los medios se lo dan, y si ese público, educado (o maleducado, más bien) por ese producto periodístico, lo exige cada vez en mayores dosis, divertir será el motor y el combustible de los medios cada día más, al extremo de que en todas las secciones y formas del periodismo aquella predisposición va dejando su impronta, su marca distorsionadora. Hay, desde luego, quienes dicen que más bien ocurre lo opuesto: que la chismografía, el esnobismo, la frivolidad y el escándalo han prendido en el gran público por culpa de los medios, lo que sin duda también es cierto, pues una cosa y la otra no se excluyen, se complementan.

Cualquier intento de frenar legalmente el amarillismo periodístico equivaldría a establecer un sistema de censura y eso tendría consecuencias trágicas para el funcionamiento de la democracia. La idea de que el poder judicial puede, sancionando caso por caso, poner límite al libertinaje y la violación sistemática de la privacidad y el derecho al honor de los ciudadanos, es una posibilidad abstracta totalmente desprovista de consecuencias, en términos realistas. Porque la raíz del mal es anterior a esos mecanismos: está en una cultura que ha hecho de la diversión el valor supremo de la existencia, al cual todos los viejos valores, la decencia, el cuidado de las formas, la ética, los derechos individuales, pueden ser sacrificados sin el menor cargo de conciencia. Estamos, pues, condenados, nosotros, ciudadanos de los países libres y privilegiados del planeta, a que las tetas y los culos de los famosos y sus “bellaquerías” gongorinas sigan siendo nuestro alimento cotidiano.

domingo, 12 de junio de 2011

Juicios mediáticos y cuestionamientos a los fallos judiciales en la “Prensa” deben cesar


Por Carlos Vilchez Navamuel

“La pluma en la mala praxis del periodismo es mucho más criminal que el bisturí en la mala praxis de la medicina por cuanto la primera mata en vida”.


En el Artículo 11.1.de la Carta de Declaración Universal de los Derechos Humanos quedó establecido que “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.” http://clio.rediris.es/n30/derechoshumanos.htm

La presunción de inocencia es entonces un derecho inalienable de todas las personas y debe además ser objeto de respeto universal, cosa que deben recordar los medios de comunicación y los que laboran en ello porque los incluye.

Mientras una persona esté sujeta a esta situación, los medios de comunicación deberían abstenerse a destacar la noticia, informando rápidamente sobre el asunto sin maximizarla, de la misma forma como lo hacen ahora cuando informan sobre asuntos científicos o cosas que para el gremio apenas tienen importancia.

Los juicios mediáticos no solo se ven en Costa Rica, están de moda en el mundo -como veremos más adelante- y los hacen, por un interés puramente mercantilista, los noticieros de televisión quieren elevar su raiting, los periódicos quieren vender más con este tipo de periodismo amarillista, “Panem et circenses” con esto, lamentablemente entretienen al pueblo.

Más que pan y circo, los juicios mediáticos han alcanzado límites insospechados y parecen mas bien una cacería de brujas al mejor estilo de la inquisición. Los juicios mediáticos manchan y arruinan la vida de las personas en un abrir de ojos.

El 07-03-2011, el periódico El País de España publicó un artículo titulado “Juicios Mediáticos” comienza el artículo diciendo “Informar, educar y entretener. Estos eran los objetivos de la televisión antaño, por este orden. Ahora se han invertido. Los juicios mediáticos constituyen hoy, por desgracia, una práctica habitual en las parrillas televisivas, y el sensacionalismo le ha ganado la carrera a la ética.”

En el periódico La República del 19-05-2011 aparece un artículo escrito por don Álvaro Madrigal titulado “Presión mediática versus verdad real” el artículo es claro y contundente, los excesos de información deforman y hacen ver a los imputados culpables ante la opinión pública antes de recibir un juicio público en el que sean asegurados todos sus derechos..

Don Álvaro se refiere en este escrito a los casos relacionados con los dos ex presidentes de la República de Costa Rica, entre las cosas que señaló, dijo; “Se abusó de la práctica periodística de hablar de “presuntos culpables” o “presuntas anomalías” lo que en la sentencia 2996-92 de la Sala Constitucional es declarado ejercicio abusivo de la libertad de prensa, contrario a la Constitución por entrañar la inversión de la carga de la prueba y apremiar al aludido a demostrar su inocencia” y al final agregó una sentencia lapidaria dicha en uno de los tribunales penales, dice así “La pluma en la mala praxis del periodismo es mucho más criminal que el bisturí en la mala praxis de la medicina por cuanto la primera mata en vida”.
http://www.larepublica.net/app/cms/www/index.php?pk_articulo=46498

Esta última frase describe la sabiduría con que los jueces tienen que dictaminar y dar sus fallos, ellos han entendido las consecuencias de los excesos que se vienen produciendo con los juicios mediáticos en el país, los hemos visto en el pasado en casos como el del ex presidente José María Figueres Olsen en el caso chemise, en el del padre Minor Calvo explotado hasta la saciedad, con algunos deportistas y lo vimos de forma mucho más exagerada y desproporcionada con los ex presidentes de la república.

No es extraño entonces, que con estos excesos, la gente, ya manipulada por los medios de comunicación, quiera al final “rabo y orejas” aunque la persona no se lo merezca, por estas razones los juicios mediáticos deben de cesar.

Termino con unos comentarios importantes, los hizo nada menos que el jerarca que representa a la Judicatura, tiene que ver con el cuestionamiento de la prensa a las resoluciones de los jueces y que consecuentemente influye luego en el pueblo. Esto hay que detenerlo de una u otra forma, porque los medios no contentos con hacer juicios mediáticos ponen en duda en forma pública las resoluciones de los jueces y en consecuencia toda la institucionalidad de la Justicia.

Los comentarios los hizo la Lic. Adriana Orocú Chavarrría, presidenta de Acojud (Asociación Costarricense de la Judicatura) en una entrevista hecha por la Nación donde se le pedía que se refiriera a los cuestionamientos surgidos por la resolución del Tribunal Penal de Pavas por el fallo de otorgar arresto domiciliario a dos mexicanos cuestionados por narcotráfico. La licenciada Orocú Chavarrría afirmó entre otras cosas “El pueblo y los medios no son juzgadores de los juzgadores” de seguido el periodista le preguntó: ¿Es incuestionable el fallo de un juzgador? A lo que contestó “Los fallos no se discuten en la prensa porque no son puestos a votación popular a ver a quién le gusta o no. Nosotros vamos a defender la independencia judicial, la imparcialidad y la libertad de actuación de los jueces.” http://www.nacion.com/2011-05-30/Sucesos/NotasSecundarias/Sucesos2792674.aspx

Ahora resulta que algunos medios de comunicación además de informar, pretenden acusar y juzgar a los juzgadores al mismo tiempo, con estas pretensiones, los ciudadanos quedaríamos totalmente indefensos ante este poder mediático, de allí la necesidad de reglamentar la prensa sin coartar la libertad de expresión.

viernes, 3 de junio de 2011

¿PERIODISMO EN CRISIS O MERA PERCEPCIÓN? (Parte II)


Por José Pablo Salazar Aguilar *

Creo que la población costarricense tiene clara la importancia de una correcta comunicación.

Sabemos las consecuencias mortales de la mala praxis médica, pero no olvidemos los efectos de la mala praxis periodística, la cual si bien no acaba con vidas, acaba con la razón, con la crítica, con el poder de decisión y la decisión misma, aplasta el espíritu y el raciocinio, no de un solo ciudadano, sino de toda una audiencia.
Esa resulta ser la nefasta consecuencia para un “conglomerado ciudadano”, que precisamente pierde su condición ciudadana al no contar con información de calidad, es decir, datos de la realidad y vida nacionales interpretados y analizados con base en la emisión noticiosa objetiva, pero subjetiva en el tanto deba manifestarse la posición del medio sobre hechos políticos e ideológicos, para que la audiencia esté clara, informada y con bases sólidas para formular una opinión y crítica.

Luego de que analizáramos los primeros dos tropiezos de un periodismo nacional venido a menos, ambos relacionados con la formación del periodista y su etapa previa a que decida convertirse en comunicador, expondré las manchas del periodismo en su aplicación actual.

Una vez que el joven es graduado como periodista y, en algunos casos, sea colegiado (requisito exigido de acuerdo con su lugar de trabajo) empieza labores en algún medio de comunicación, agencia, oficina de presa o empresa; si es que no muere en el intento de encontrar trabajo por la saturación y la tentación de los sweet shops del siglo XXI, donde pagan mejor.

Los otros dos tropiezos: (1) La estéril iniciativa para generar productos de calidad en cualquier género periodístico, ya sea por la pobre formación y/o experiencia vivida, o por el poco tiempo y recursos de los que dispone el periodista en el medio y (2) la presión e influencia del medio, porque el tema o enfoque no fuese concomitante con los intereses políticos o económicos de los “jefes”.

Como binomio irónico y tóxico para el periodismo, el comunicador no puede hacer lo que su patrón no le permite hacer, y si tuviese la oportunidad, lo haría mal, porque carece de la experticia o le gusta la superficialidad. Igual que en la primera parte, no sería sensato generalizar, porque existen buenos trabajos de grandes comunicadores, pero no es la regla, es la lamentable excepción.

El periodismo es una profesión de todos los días, es una ciencia social que involucra todas las otras ciencias, la cotidianidad nacional e internacional, mi realidad y la de cada persona. Exige una actualización constante y una cosmovisión diferente de la de los demás, pero que comprenda todas las otras.
Ser comunicador es crear opinión, porque con cada palabra heredamos las herramientas para formar ciudadanos, personas críticas y pensantes, capaces de tomar una decisión, acertada o desacertada, pero una decisión pensada y consciente al fin, dentro de la sociedad. El periodista debe entregar lo mejor de sí, no solo creando un excelente reportaje o producción, sino un enfoque claro y analítico de los hechos que afectan la sociedad.

Por otro lado, la independencia del medio o empresa de comunicación de las cúpulas políticas y económicas, es la clave para una comunicación “objetiva”; sin embargo, si comparamos detenidamente, ¿qué es más conveniente, el ejemplo nacional en el que no sabemos para dónde “meten goles” las empresas de comunicación, o un arquetipo en el que conocemos la inclinación ideológica del medio? Creo que si conocemos el esquema mediático y los intereses que defienden, es más fácil cruzar variables, analizar enfoques y tomar decisiones como ciudadanos libres.

Por desgracia, en Costa Rica y otras naciones de occidente, es imposible saber la ideología del medio por la ambigüedad de sus producciones, y cuando creíamos dilucidar hacia dónde iban, nos llevamos la sorpresa de que estábamos equivocados, porque las empresas de comunicación son como los girasoles: Miran hacia donde va el sol; estando su agenda mediática completamente determinada por los intereses políticos y mercantiles de una coyuntura establecida.

Así, los comunicadores están maniatados por sus propias condiciones, arrastradas desde su formación como personas y profesionales, que incluyen sus principios y (anti) valores, siendo la avaricia la brújula usual que guía su ética. Y para colmo de males, los buenos comunicadores son amordazados por el medio, bajo el riesgo de sacrificar sus ideales por el sustento diario, o viceversa.

En la tercera parte, mis conclusiones y un resumen de la propuesta para iniciar la construcción de un modelo nuevo que altere primero al futuro periodista desde que es estudiante y luego, al periodismo nacional y, por qué no, latinoamericano.

* Periodista colegiado

Nota: Usted puede ver la primera parte en: http://shm-mella.blogspot.com/2010/10/periodismo-en-crisis-o-mera-percepcion.html

jueves, 26 de mayo de 2011

Perlas del periodismo decente contra el periodismo indecente


Por Carlos Vilchez Navamuel

Nadie debe erigirse un portavoz de la verdad y menos que nadie el periodista
Camilo José Cela


Cierto que existe periodismo honesto, justo, digno, inteligente, sano, pero sin duda alguna existe el periodismo que se utiliza para sus propios intereses, que manipula las noticias con verdades a medias, el que trata la información con excesos, el que fabrica los juicios mediáticos, aquel que consigue las informaciones de manera dudosa, sin olvidarnos que existe el periodismo sensacionalista, amarillista, y de esos profesionales que desempeñan su labor con prepotencia, altanería y peor aún que se creen inmaculados.

El Diccionario de la Real Academia Española DRAE, nos dice que la palabra decente, (Del latin decens, -entis) significa: Honesto, justo, digno, correspondiente al estado o calidad de la persona, bien portado. Y consecuentemente lo contrario a todo esto significa indecente, es decir, si el periodismo no se ejerce con honestidad, justicia o dignidad es un periodismo indecente.

Destacados periodistas han señalado en algunas oportunidades lo que ven en su propio medio, aquí algunas “perlas” de periodistas decentes que se han atrevido a señalar a sus colegas.

La periodista Vilma Ibarra en un artículo titulado “Buen periodismo” nos dice: “Siento vergüenza por la desinformación con que nutrimos todos los días a nuestra sociedad; la mayoría de cuyos miembros no puede decodificar los mensajes que recibe, no entiende de la descontextualización, de la noticia convertida en espectáculo y de la tragedia de un suceso convertida un día sí y otro también en melodrama de quinta.”
http://porunaprensamashumanayobjetiva.blogspot.com/2010/09/buen-periodismo.html

Otros periodistas en el ámbito internacional hartos de lo que sucede en su medio y apegados a la ética han hecho sus observaciones públicamente, el Catedrático Colombiano Javier Restrepo nos dice entre otras cosas que “El periodismo no está cumpliendo con su deber social y lo que busca es el lucro. Cuando el periodista abusa y desconoce los derechos de las personas provoca una reacción de la sociedad de restringir la libertad.” http://porunaprensamashumanayobjetiva.blogspot.com/2009/05/fiscales-y-periodistas-lecciones-que.html

Mas grave aún resulta la afirmación del periodista francés, Jean Daniel cuando nos dice que “Los periodistas tienen una capacidad para hacer el mal que es devastadora. En un día o en una hora se puede deshacer una reputación. Es un poder terrible.”
http://porunaprensamashumanayobjetiva.blogspot.com/2011/02/traficantes-de-informacion.html

El periodista español Alfonso Palomares, ha dicho que “el poder ejercido por un pelotón de periodistas puede convertirse en una tiranía mediática”.

Finalizo con una sentencia del dodecálago de Camilo Cela sobre los deberes del periodista, dice así “Callar antes que deformar; el periodismo no es ni el carnaval, ni la cámara de los horrores, ni el museo de figuras de cera.” http://redescolar.ilce.edu.mx/redescolar/biblioteca/literatura/special/cela/dodec_alogo.htm

Si todo esto dicen del periodismo los mismos periodistas, no es extraño entonces concluir que existen dos clases de periodismo, el decente y el indecente, nosotros ya lo hemos identificado ¿y usted?

jueves, 19 de mayo de 2011

Presión mediática versus verdad real


Por Alvaro Madrigal

En un contexto tan deformado por la presión mediática y las pasiones políticas, como es el que rodea los expedientes “Caja-Fischel” e “ICE-Alcatel”, es harto difícil encontrar la verdad real y asignarle la contundencia propia de una sentencia firme. Jamás en la historia judicial costarricense ha habido tanta participación informativa como en estos casos. Y no siempre y esto es lo que plantea la duda central de la posibilidad de rescatar la verdad real para informar y cumplir con la esencia deontológica del periodismo. Fue evidente que hubo abundante información a veces con sutileza y muchas veces sin ella con el sello de orientación o sesgo para influir en la opinión pública y provocar en ella la convicción de la existencia de un delito grave digno de una aplastante condenatoria. Se abusó de la práctica periodística de hablar de “presuntos culpables” o “presuntas anomalías” lo que en la sentencia 2996-92 de la Sala Constitucional es declarado ejercicio abusivo de la libertad de prensa, contrario a la Constitución por entrañar la inversión de la carga de la prueba y apremiar al aludido a demostrar su inocencia. Ni que decir del ultraje al derecho de respuesta materializado en la consignación del descargo sin el despliegue que tuvo la divulgación del “presunto delito” ni del desconocimiento a los principios de adecuación y veracidad en la información que acoge el artículo 46 constitucional.

Pronto se puso de manifiesto que más allá de unos expedientes en que la Fiscalía General acusaba la existencia de graves delitos urdidos por (así los pintaba) una gavilla de bandidos, el país estaba en presencia de dos juicios mediáticos con alta contaminación política que provocó que Calderón, Rodríguez y todos los demás encartados fueran condenados hace años por el imaginario popular a podrirse en la cárcel. En este contexto ¿qué importancia tenía que los jueces dijeran A, B o C, o que el conjunto de las pruebas aportadas por la Fiscalía se desplomara por causa de una penosa impericia profesional de la acusación? Si se identificó en uno y otro caso la verdad real, ¿respondieron a ella las sentencias o hubo temor a la presión de los medios y a los prejuicios populares? Total, la retahíla de imputaciones terminó en una pena al expresidente Rodríguez por instigar a delinquir a un lobo que terminó en virtuosa paloma y en una pena al expresidente Calderón por un hecho calificado como peculado que se dio sin ser él funcionario público. ¡Ah generosas sentencias con los testigos de la corona que corrieron a agradecerle a Dios el pase “a mejor vida” para gozar millones de dólares!.

Por la salud de la República era indispensable blindar estos juicios de la presión mediática y proteger la verdad real. Mas no se logró. Resultado suficiente para pensar con el periodista español Alfonso Palomares, que “el poder ejercido por un pelotón de periodistas puede convertirse en una tiranía mediática”. O como lo sentenció uno de nuestros tribunales penales: “La pluma en la mala praxis del periodismo es mucho más criminal que el bisturí en la mala praxis de la medicina por cuanto la primera mata en vida”.

lunes, 16 de mayo de 2011

Regularán los medios de comunicación en Ecuador


Por Carlos Vilchez Navamuel

El sábado 07-05-11 se llevó a cabo una Consulta Popular en Ecuador, su objetivo, -han dicho algunos funcionarios- buscar fundamentalmente el desarrollar enmiendas constitucionales y políticas públicas que impacten la vida cotidiana de los ciudadanos así como mejorar el régimen de administración de justicia. Luego de haberse contabilizado el 80% de los votos por parte del Consejo Nacional Electoral, el Sí ha ganado por un margen estrecho, y le permite al presidente Correa impulsar su proyecto político. Corresponderá ahora a los senadores redactar nueva legislación, lo que seguro traerá mucha polémica. http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/05/110514_ecuador_consulta_correa_viernes_jg.shtml

La consulta consistía en 10 preguntas, (demasiadas para un Referéndum) me centraré en dos de ellas que tienen que ver específicamente con los medios de comunicación, regulación a la difusión de contenidos, y establecerle responsabilidades a los comunicadores y medios de emisión. http://encontexto.com/actualidad/ecuador-consulta-popular-con-10-preguntas-646.html

Veamos; entre las preguntas para la enmienda constitucional la número 3 dice: “Con la finalidad de evitar conflicto de intereses, ¿está usted de acuerdo con prohibir que las instituciones del sistema financiero privado, así como las empresas de comunicación privadas de carácter nacional, sus directores y principales accionistas, sean dueños o tengan participación accionaría fuera del ámbito financiero o comunicacional, respectivamente, enmendando la Constitución como lo establece el Anexo 3”

Para nosotros esta pregunta no tiene ni pies ni cabeza, coartarle los derechos y libertades a individuos que trabajan, viven y están en el negocio de la comunicación es violar los derechos fundamentales de las personas.

Entre las preguntas de temas generales la número 4 dice: Con la finalidad de evitar los excesos en los medios de comunicación, ¿Está usted de acuerdo que se dicte una ley de comunicación que cree un Consejo de Regulación que norme la difusión de contenidos en la televisión, radio y publicaciones de prensa escrita, que contengan mensajes de violencia, explícitamente sexuales o discriminatorios; y que establezca los criterios de responsabilidad ulterior de los comunicadores o los medios emisores?

Esta pregunta es mucho más importante, porque tiene que ver con los excesos en la información, nos parece que aquí sí cabe hacer la regulación, todas las profesiones deben estar reguladas y deben contener criterios de responsabilidades, de la misma forma que la tienen los médicos, los chóferes o los abogados, no hay razón para que esta profesión esté exonerada de obligaciones y responsabilidades.

En Costa Rica se han notado excesos y violaciones a los derechos fundamentales de parte de los medios de comunicación, ejemplo de ello se ha visto en las informaciones obtenidas por la prensa en los Sumarios de los casos de los ex presidentes y en los juicios mediáticos producto de la forma desproporcionada donde se magnifican las noticias muy de moda en estos tiempos. Esto debe de cesar.

Los periodistas, directores y medios de comunicación de Latinoamérica deberían poner las barbas en remojo, esto puede resultar contagioso, promuevan ustedes mismos desde ahora una buena reglamentación, de lo contrario cualquier día de estos se podría presentar un Referéndum en algún otro país de la región. Sí a la libertad de prensa, con responsabilidades y reglamentada.

miércoles, 6 de abril de 2011

RESPONSABILIDAD EN EL BUEN EJERCICIO DE LA PROFESIÓN


Por María Antonieta Benavides
Carné 2073

El periodismo en palabras del Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, es “el mejor oficio del mundo” y no es para menos, apasiona a todo aquel que ha decido entregar su vida a esta profesión llena de sacrificio, compromiso y responsabilidad social.

Los periodistas viven en una constante búsqueda de información para hacerla llegar a sus públicos. Es precisamente ese deber que nos permite recordar una serie de libertades y derechos, se les consultó a profesionales en Periodismo y Derecho respecto al tema del ejercicio de la libertad de expresión.

El Artículo 29 de la Constitución Política de Costa Rica, la libertad de expresión es otorgado dentro del Estado liberal, a favor de toda persona sin distingo de ideológico, de nacionalidad o de edad.

“El derecho a la libertad de expresión es definido como un medio para la libre difusión de las ideas. Nuestra Constitución Política indica que nadie puede ser perseguido ni inquietado por las manifestaciones de sus opiniones. Esto implica que en Costa Rica, todos pueden comunicar sus pensamientos y publicarlos sin previa censura”, detalló Adriana Zamora, abogada y docente de la Escuela de las Ciencias de la Comunicación Colectiva de la Universidad de Costa Rica.

Por otro lado, la libertad de prensa es una hermana de la libertad de expresión y nace básicamente como la autorización que el estado les otorga a las personas para que puedan inicialmente imprimir su pensamiento y su consciencia.

“La libertad de prensa más bien hace referencia a la existencia de garantías con las que los ciudadanos tengan el derecho de organizarse para la constitución de medios de comunicación. Y lo más importante es que el Estado no puede controlar ni censurar los contenidos”, confirmó Zamora.

Por su parte, el Derecho a la Información, nace con la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 que es el derecho que se consagra no solo a quien busca y difunde la información sino a quien la recibe.

Tarea pendiente
Para los expertos consultados existen algunas necesidades y nuevas herramientas imperiosas de implementar, sin dejar de lado el papel de las empresas periodísticas en este proceso.

El profesor de ética y ganador del Premio Jorge Vargas Gené en el 2007, Ricardo Lizano, cree importante que exista momentos de reflexión en las salas de redacción entre los directores, jefes de información y periodistas, más comunicación entre ellos, un proceso dialéctico. Así como también que cada acto del periodista debe ir acompañado de la ética. “A veces trabajamos en el desarrollo de los acontecimientos y no tomamos espacio para reflexionar si lo que estamos haciendo bien o no.”
Lizano hace algunas sugerencias que deben tener presente los periodistas en el momento de elaborar una información, como la veracidad, el respeto a la intimidad, la objetividad, además agregó: “no es simplemente la suma de opiniones; la aproximación a las cosas de la forma más verídico posible. Guardar distancia de las fuentes; no prestarse a la divulgación de información que no ha sido verificada.”
Adriana Zamora, considera que existen una serie de reglas que deben aplicarse: el equilibrio en las fuentes de información consultadas, además el periodista tiene que respetar el derecho a la imagen.

“Se le suele atribuir delitos basados en fuentes equívocas o inexistentes. Por ejemplo, cuántas veces leemos en la bajada de una nota que la venganza fue por cobrar una deuda por drogas, y en el contenido de la nota, ninguna autoridad hace referencia a esto. Sólo un juez indica quien es culpable o inocente. Muchas personas han sido sentenciadas por los medios, luego en juicio son declaradas inocentes, pero su imagen quedó manchada de por vida.”, confirmó Zamora
Por su parte, Luis Sáenz, reconoce que se debe democratizar los medios al reconocer al público su derecho a ser informado y que sea de forma veraz, construida a partir de una pluralidad de fuentes de información y además que este apegada a las reglas de comportamiento.

“Establezcamos normas. Es importante establecer el Secreto Profesional a favor del periodista, y conjuntamente con ellos establecer el principio de la Cláusula de Conciencia. Para mí lo más importante sería establecer regulación legal que proteja al periodista contra autocensura, porque ese es el problema más grave dentro de una redacción, el periodista que tienen que autocensurarse para garantizarse su estado allá dentro, o al periodista que se le obliga a desarrollar conductas de carácter delictivo como es la cámara escondida”, puntualizó Sáenz.

Alejandro Delgado Faith, abogado del Colegio de Periodistas, difiere de lo anterior, considera “más apropiado hablar de secreto de la fuente que de Secreto profesional. Hasta qué punto la cámara escondida es un delito, la Sala Constitucional ha dicho:” El abogado citó la resolución Nº 2007015494 en el caso de Repretel Canal 6 y un reportaje llamado “visas de ingreso difícil”: “…En esencia, en el presente asunto, este Tribunal Constitucional, ante una eventual y aparente colisión entre el derecho a la imagen del recurrente y el derecho a la información ejercido por el medio de comunicación colectiva respecto de información de relevancia pública, opta por concederle un valor preferente al segundo, puesto que, además de ser un derecho fundamental –en su perfil activo y pasivo-, constituye una inequívoca garantía institucional para garantizar un régimen democrático y pluralista a través de la información que los medios de comunicación colectiva le puedan brindar a la opinión pública, en aras de una adecuada transparencia y publicidad y de un efectivo control ciudadano sobre las políticas públicas y su gestión, evitando que se presenten o rectificando situaciones irregulares o anómalas…”

Las estrategias para garantizar el uso correcto del derecho a la información en las salas de redacción para Juan Sánchez, director de la Carrera de Periodismo de la Universidad Interamericana de las Américas (UIA), proviene del periodista.
“Creo que la mejor estrategia nace del periodista. Si investiga bien, maneja datos y presenta los hechos como son, nadie le va a objetar a lo interno de una sala de redacción su nota, pero si el editor detecta incongruencias o datos inexactos, empezará a cuestionar con toda razón y posiblemente opte por no publicar el reportaje. El buen uso del derecho de información debe ser garantizado por el mismo periodista y si él está seguro que lo hace bien, entonces exigir respeto a sus jefes”, comentó Sánchez.

Adriana Zamora reconoce que en ese punto se llega al límite entre lo legal y lo ético, y hace una serie de aportaciones como: la implementación de capacitaciones y el Defensor del lector; además de un código de ética para la cobertura de informaciones en general y de los sucesos en particular, que surja desde los mismos periodistas y de la labor de estos con expertos. “Esto no es nuevo, y no es una censura previa (sobre el Defensor del lector). Es una forma de relación en el público que demanda un producto mejor y más digno a la empresa que pretende ofrecerlo. Este Ombudsman atiende quejas, sugerencias sobre el contenido del medio. Y por último. Soy de las que apoyan la urgencia de implementar capacitaciones para profesionalizar a la prensa. Es importante que esto cuente con el aval de los dueños y directores de los medios”, explicó Zamora.

Hay muchas tareas pendientes, sin embargo, la discusión y el acuerdo entre las partes involucradas permitirá un mejor desempeño en “el mejor oficio del mundo”.

marbenba@yahoo.com

miércoles, 30 de marzo de 2011

Principales medios de comunicación empeoran cada día más


Por Carlos Vilchez Navamuel

No hay que ser experto en comunicaciones para darse cuenta, de que las informaciones que nos brindan los medios de comunicación en Costa Rica y en muchas partes del mundo son manipuladas con fines únicamente mercantilistas y con “tintes” que tienen que ver cada día más con la industria del entretenimiento que con la formación.

Estamos cargados de información “light” amarillista y mala, esta nota va dirigida a todos esos periodistas que se hacen pasar por comunicadores serios, instalados y perpetuados por décadas en las direcciones y los mandos medios, sintiéndose intocables, endiosados o raza aparte, también va dirigido a los dueños de estos medios que tienen su cuota de culpa al aceptar tanta mediocridad de sus empleados.

Los ejemplos los encontramos tanto en la prensa escrita como en la televisión, sobran y los vemos todos los días, la cantidad de información que le dedican a los sucesos, al acoso de los políticos, al entretenimiento y a los deportes, es desproporcionada con relación a noticias importantes vistas en positivo sobre el ser humano, el conocimiento, la ciencia y la tecnología en general.

Mientras una información –verdaderamente trascendente- se publicaba el pasado 28-03-11 en algunos medios internacionales que nos informaba, que el científico colombiano Manuel Patarroyo anunciaba en la prestigiosa revista "Chemical Reviews" el descubrimiento de los principios químicos que permitirán crear vacunas sintéticas para las mas de 500 enfermedades infecciosas existentes, http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/principios-quimicos-permitiran-crear-vacunas-sinteticas-para-mas-quinientas-enfermedades/1057285/ en Costa Rica, Telenoticias no se tomó tan siquiera el trabajo de mencionarla, pero sí nos recetaba 30 minutos de “messilocura”.

Es un hecho que los periodistas de deportes -entretenimiento al fin- obtienen cada día más espacios en los medios de comunicación, lo malo es que muchos de ellos se parecen más a los periodistas de la farándula, perseguir a un jugador en el aeropuerto, ir detrás del bus, o esperarlo en el hotel para hacerle una pregunta o “cacharle” una foto detrás de un vidrio es típico de lo que se hace con la gente que trabaja en la industria del entretenimiento.

Por su parte, el periódico La Nación, no se ha quedado atrás, este mes de marzo nos ha regalado dos “perlas” de lo que aquí venimos exponiendo, la primera; la divulgación de los chismes y comentarios de los diplomáticos norteamericanos sobre Costa Rica, y la segunda mucho mas banal pues trata de los excesos y debilidades del actor Charlie Sheen a dos páginas completas. Nos preguntamos, ¿cuál es la trascendencia de esas informaciones?

Así las cosas, estas dos empresas económicamente exitosas, caen en la mediocridad y nos demuestran con sus hechos, que en vez de mejorar como medios de comunicación masiva, lo que realmente están haciendo es empeorar.

Nos preguntamos ¿Porqué no hacer segmentos de deportes y farándula más cortos en los noticieros y periódicos principales, en vez de sacrificar los espacios para asuntos más trascendentales?

sábado, 19 de marzo de 2011

Internet, el medio de comunicación que superó a todos los medios


Por Carlos Vilchez Navamuel

La revolución de la comunicación llegó tan solo hace unas décadas con la Internet, y esta sorprendente tecnología llegó para quedarse, transformó y facilitó la comunicación masiva, la social, la individual, y ha superado con creces a todos los otros medios de comunicación.

Entre las principales razones para que este fenómeno de la comunicación se haya producido, citaremos las siguientes: el acceso es fácil, es el medio de comunicación más democratizado y libre que existe, cualquier persona puede utilizarlo y aprovecharlo de diversas formas, es sumamente barato, y al amalgamarse con la tecnología de la telefonía celular han formado un medio de comunicación muy poderoso que nos permite estar informados al momento sin importar donde estemos.

Si bien es cierto, Internet ha servido para cometer fraudes e introducir mala información, en contra peso, encontramos una de las herramientas más poderosas para relacionarnos, nos podemos comunicar de forma gráfica e instantánea desde cualquier parte del mundo, Internet se ha convertido en la biblioteca mas grande del orbe, en esta red encontramos información relacionada a la ciencia, al arte, al deporte, encontramos museos virtuales, mapas y fotos satelitales, libros, juegos, música, cine, acceso a los principales periódicos del mundo, redes sociales, etc, etc.

A la par de todo esto, Internet ha transformado la forma de hacer negocios, millones de productos se venden a través de la red y hoy día muchas personas podemos trabajar desde nuestros hogares lo que nos ha hecho mas independientes.

En lo político las consecuencias de esta tecnología no se han hecho esperar y sus resultados ya se dejaron sentir en el norte de África indicándonos lo poderosa que es esta tecnología.

Un artículo de Martín Santiváñez Vivanco titulado “El ágora y la pirámide” nos confirma de manera magistral lo que aquí afirmamos; “La transformación del paradigma tecnológico ha precedido a la revolución política y al posibilismo democrático. Los numerosos autócratas que gobiernan sociedades complejas en estado de ebullición pueden ralentizar el cambio, pero son incapaces de frenar la imparable tormenta de las redes sociales. La libertad siempre encuentra la forma de escabullirse e inspirar un proyecto político. Antes, sin las tecnologías, este proceso duraba décadas, incluso siglos. Hoy, con la velocidad que Internet imprime al mundo, la ciber-democracia está al alcance de nuestras manos.”
http://www.nacion.com/2011-03-06/Opinion/Foro/Opinion2704485.aspx

Por su parte el premio Nóbel de la Paz y dos veces ex -presidente de Costa Rica, don Oscar Arias Sánchez recientemente nos señaló en su discurso en el Foro Internacional Alianza Latinoamericana por la Paz en Oriente Medio en San José lo siguiente “Una nueva generación de demócratas ha despertado, compuesta por jóvenes con suficiente información y medios tecnológicos para organizarse y exigir cuentas a los autócratas que no ponen sus aspiraciones en el centro de sus preocupaciones.” http://www.larepublica.net/app/cms/www/index.php?pk_articulo=44263

Por todo lo anterior pensamos que los múltiples beneficios que hasta el momento hemos obtenido de esta tecnología son maravillosos e incuestionables pero estamos seguros que lo que viene será aún mejor. “Un futuro que desafía la imaginación.”
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/03/110301_microsoft_innovacion_kinect_dp.shtml

jueves, 3 de marzo de 2011

Libertad con responsabilidad


Por Vilma Ibarra

El periodismo es un ejercicio de libertades. Contundente y categóricamente, los periodistas defendemos nuestro derecho y deber de preguntar, el derecho del público a saber, el derecho y el deber de defender las libertades de expresión de las ideas y opiniones y, por supuesto, la libertad de prensa. Esa es nuestra obligación. Y no aceptamos cuestionamientos. Y ahí está precisamente el problema. Que los periodistas nos miramos generalmente como los depositarios de un poder omnímodo; como portadores de un quehacer cuyo único límite parece ser nuestra propia determinación, con nuestros propios raseros. Algo así como “cada quien su ética” según señaló hace muchos años el destacado periodista mexicano Raúl Trejo Delarbre.

El debate acerca de los principios éticos que nos guían (o deberían guiarnos) el debate sobre cómo hacemos nuestro trabajo, cuáles son nuestros procedimientos y cómo obtenemos nuestras conclusiones; la deliberación serena, franca y abierta respecto de nuestras enormes falencias y nuestras internamente reconocidas debilidades, es un hecho aislado que, cuando se produce, es motivo de enorme exaltación entre los colegas y, por qué no decirlo, motivo de defenestración para quien se atreve a levantar la voz en contra de una lealtad gremial mal entendida. Además, subyace el temor de que si se cuestiona a quien desde los medios enarbola la bandera de exigencia de la rendición de cuentas del poder político, es porque se está —necesariamente— (absurdamente) defendiendo al poder político. Lo cual por supuesto, está muy mal visto para un periodista que se precie de independiente.

No estamos acostumbrados a cuestionarnos como gremio. Menos aún estamos dispuestos a admitir que alguien de fuera nos cuestione. Lo sabe muy bien hoy el Ministro de Comunicación que tuvo la enorme osadía de cruzar la línea. Si existieran hogueras, ya hubiera sido quemado vivo.

Es muy paradójico. Los medios de comunicación constituyen una de las palancas indiscutibles de la rendición de cuentas en democracia pero nosotros los periodistas somos extremadamente reacios a la adopción de mecanismos de rendición de cuentas.

Es, como dicen, Lara y Barata en su excelente manual “Nota(n)Roja” un verdadero “desequilibrio estructural: los medios y los periodistas desarrollan una alta capacidad para ponderar el poder que ejercen al construir una noticia, no así para aquilatar la responsabilidad que la misma implica”.

Libertad sí. Indiscutiblemente. Pero con responsabilidad. Con parámetros de rigor ético, de control de calidad, de observancia rigurosa de los criterios básicos del ejercicio periodístico. Lo hemos dicho muchas veces en casi treinta años de labor: no hay libertades ilimitadas. No es cierto que si alguien nos pide cuentas atente contra la libertad de prensa. Simplemente debemos aceptar que, como actores sociales y políticos y como simples mortales, cometemos errores (algunos de enorme envergadura) todos los días. Y no estamos por encima de la observancia de las normas de convivencia que les exigimos a los demás. La democracia hoy, más que nunca, clama por la profundización de sus valores. Y nadie está exento. Ni siquiera nosotros los periodistas.

martes, 1 de marzo de 2011

El poder del periodismo


Por Carlos Vilchez Navamuel

El diccionario de la Real Academia Española define la palabra periodismo, como la captación y tratamiento, escrito, oral, visual o gráfico de la información en cualquiera de sus formas y variedades, en la 2da acepción nos dice que es el estudio o la carrera del periodista, también define la palabra poder, como aquella facultad expedita de hacer algo con facilidad y con más fuerza que alguien.

El poder del periodismo se refleja ante todo, en esa capacidad para influenciar en forma masiva a las personas. Cuando el periodismo -medios de comunicación y periodistas- hacen uso del poder, se forma una unión sumamente poderosa que puede ser utilizada de diversas formas.

Lo hacen de manera positiva al informar, formar y educar, y lo hacen en forma negativa cuando manipulan y tergiversan la información para sus propios intereses.

Envanecidos en sus puestos -algunas personas que ejercen el periodismo- hacen gala de ese poder al tratar a sus entrevistados con prepotencia y altanería, presentándose muchas veces como jueces o inquisidores, hacen gala también de ese poder, al convertir algunas veces sus noticias en juicios mediáticos pretendiendo tener la verdad de todo y acomodándolas a su conveniencia.

Algunos periodistas hartos de lo que sucede en su medio y apegados a la ética han hecho sus observaciones públicamente, el Catedrático Colombiano Javier Restrepo nos dice entre otras cosas que “El periodista no debe pretender sustituir a los jueces, sino mantenerse en su papel de ciudadano informado que está al servicio de otros ciudadanos. Si en medio de su indagación el periodista encuentra información que involucra un personaje público, su deber es informar a la población, pero nunca asumir el rol de juez.” Señala también que “El periodismo no está cumpliendo con su deber social y lo que busca es el lucro. Cuando el periodista abusa y desconoce los derechos de las personas provoca una reacción de la sociedad de restringir la libertad.” http://porunaprensamashumanayobjetiva.blogspot.com/2009/05/fiscales-y-periodistas-lecciones-que.html

Mas grave aún resulta esta afirmación del periodista francés, Jean Daniel cuando nos dice que “Los periodistas tienen una capacidad para hacer el mal que es devastadora. En un día o en una hora se puede deshacer una reputación. Es un poder terrible.” http://porunaprensamashumanayobjetiva.blogspot.com/2011/02/traficantes-de-informacion.html

Por su parte la periodista Vilma Ibarra en un artículo titulado “Buen periodismo” nos dice: “Me deprime el tratamiento informativo que está inundando las noticias de sucesos. Como periodista me avergüenza pensar que tiramos por la borda nuestros principios guías como si fueran desechables en aras de la arrolladora corriente del nuevo “modelo de negocio” donde sólo importa el “rating”. Siento vergüenza por la desinformación con que nutrimos todos los días a nuestra sociedad. http://porunaprensamashumanayobjetiva.blogspot.com/2010/09/buen-periodismo.html

Si esto dicen del periodismo los mismos periodistas, no es extraño entonces pensar cualquier cosa de esta profesión.

Esperamos con esperanza y positivismo que el periodismo en general cambie para mejorar y pase de ser simples especuladores de la información a “verdaderos gestores sociales del conocimiento” tal y como lo ha señalado el estudioso José Luis Orihuela, profesor en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, España. http://www.agetec.org/ageteca/Los%2010Paradigmas%20de%20la%20e-Comunicacion.pdf

lunes, 21 de febrero de 2011

Traficantes de información


Por Carlos Vilchez Navamuel

“El poder tiende a corromper' y mucho poder corrompe mucho” Lord Acton en 1887


Nadie ignora que los medios de comunicación en el mundo son cada día más poderosos. Este poder lo ostenta principalmente en tres formas, uno, son poderosos económicamente hablando, dos, tienen poder para influenciar al público a su conveniencia con sus noticias e informaciones, esto los hace realmente poderosos, pero, lo que los hace verdaderamente poderosos, es un poder detestable y perverso, tiene que ver con el poder de dañar o destruir en diferentes formas la imagen o la honorabilidad de las personas. El periodista francés, Jean Daniel, lo sintetizó muy bien al decir que los medios de comunicación y los periodistas tienen una capacidad para hacer el mal que es devastadora y añadía: “En un día o en una hora se puede deshacer una reputación. Es un poder terrible. http://www.elpais.com/articulo/reportajes/capacidad/hacer/mal/tiene/periodista/devastadora/elpepusocdmg/20090118elpdmgrep_3/Tes

Comprendemos que al igual que los sistemas religiosos o políticos, la ciencia o la tecnología, la “Prensa” como un todo evoluciona y tiende a mejorar, pero, no podemos ignorar que también estos medios son dirigidos y manejados por seres humanos, y al igual que otras actividades de nuestra sociedad, tienen indudablemente cosas oscuras que contar.

A través de la historia se han alineado a sus propios intereses en lo económico, político y militar, tanto de izquierda o de derecha, por mucho tiempo han mentido, ocultado, tergiversado y manipulado de forma perversa la información aprovechándose de su poder. Lamentablemente estas prácticas para desgracia de muchos, todavía prevalecen en la mayoría de los países y nuestra región no tiene porqué ser la excepción..

En España apareció el año pasado un libro titulado “Traficantes de información, La historia oculta de los grupos de comunicación españoles” Fue escrito por el conocido periodista y escritor español, Pascual Serrano, licenciado en Periodismo en 1993 en la Universidad Complutense de Madrid, un periodista que inició su carrera de periodismo en el famoso diario español ABC. Ya en el 2009 había publicado otro polémico libro titulado “Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo"
http://www.pascualserrano.net/

Dos comentarios sobre el libro nos dan una idea del trabajo publicado, el primero dice: “Si hay algo de lo que los medios de comunicación informan poco es precisamente de ellos: de quiénes son sus dueños, en qué otras industrias participan, qué bancos les prestan el dinero, cuánto cobran sus directivos, cómo explotan a sus trabajadores, a qué se dedicaron hace años.” http://www.akal.com/libros/Traficantes-de-informaciOn/9788496797505

El segundo comentario nos ayuda a entrever más el contenido del libro: “Con una incisiva mirada, desentraña el funcionamiento de los grandes medios de masas para hacernos comprender que la desinformación es una constante. Lo que creemos que está sucediendo en el mundo es sólo una falsa composición al servicio de unos intereses que van, poco a poco, conformando la opinión pública.” http://www.pascualserrano.net/mis_libros/desinformacion-como-los-medios-ocultan-el-mundo

Mientras leemos estas pocas frases, las preguntas revolotean de forma instantánea ¿Existirán los mismos vicios en todos los medios de comunicación? ¿Qué tipo de intereses políticos manejan estos grupos? ¿Cómo se benefician? ¿Cuánta desinformación hay? ¿Son acaso estos medios inmaculados? ¿Cómo podemos defendernos de estos medios corruptos cuando abusan de su poder? ¿Quién o quienes y cómo se pueden cuestionar los medios de comunicación hoy día? http://porunaprensamashumanayobjetiva.blogspot.com/2011/02/la-corrupcion-tambien-existe-en-la.html

lunes, 7 de febrero de 2011

La Corrupción también existe en la “Prensa”


Por Carlos Vilchez Navamuel

Para comprender mejor el título de este escrito y los alcances que este tiene, lo primero que debemos de hacer es consultar en el diccionario de la Real Academia Española la definición de la palabra corrupción. En su 1ra. acepción, este diccionario la define como: “Acción y efecto de corromper” la 2da. acepción nos aclara muy bien su significado, dice así: “Alteración o vicio en un libro o escrito” http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=crromper

También, el diccionario de la RAE nos dice que corromper significa en su orden, 1) Alterar y trastrocar la forma de algo. 2) Echar a perder, depravar, dañar, pudrir. 3) Sobornar a alguien con dádivas o de otra manera. 4) Pervertir o seducir a alguien. 5) Estragar, viciar. Corromper las costumbres, el habla, la literatura.
http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=corromper

Corrupción entonces es, una acción más, que caracteriza al ser humano, por tanto, es fácil encontrarnos esta acción en cualquiera de las actividades de la sociedad, y esto por supuesto incluye a la “Prensa” en general, que en muchas ocasiones trastroca, altera, vicia el habla o lo escrito al dar las noticias.

Reconocidos periodistas europeos conscientes de esto lo han señalado en algunas oportunidades, y con referencia a las noticias en la televisión encontramos esta cita: "La Televisión miente. Todas las televisoras mienten. Mienten persistente, por instinto y por hábito. Una cultura de falsedad envuelve ese medio y los que trabajan allí en vivo, lo respiran y prosperan por él. No conozco ninguna área de la vida pública - incluida la política - más saturada por el cinismo profesional. (Matthew Parish. Periodista galardoneado con el Premio como Columnista del Año de la Presa Británica. Periódico Daily Mail. 1996)

Por su parte el periodista francés Jean Daniel, fundador de la prestigiosa revista francesa Le Nouveul Observateur, hizo hace algún tiempo, unas declaraciones sorprendentes en una entrevista realizada por el periódico español el País. Refiriéndose a los periodistas y al poder, dijo; “Los periodistas están entre el poder y la historia. Y han de saber cómo funciona el poder, con la condición de que la fascinación no caiga en la complacencia, la indulgencia y la corrupción” Y en otra parte de la entrevista destaca que “La capacidad de hacer el mal que tiene el periodista es devastadora. En un día o en una hora se puede deshacer una reputación. Es un poder terrible” http://www.elpais.com/articulo/reportajes/capacidad/hacer/mal/tiene/periodista/devastadora/elpepusocdmg/20090118elpdmgrep_3/Tes

Si un periodista tiene la capacidad de hacer el mal a una persona y deshacer en un día o en una hora su reputación, significa que tiene mucho poder -poder- que nadie debería tener.

Son corruptos entonces, los periodistas y los medios de comunicación cuando abusan de su poder, alteran las informaciones, vician el habla o los escritos, como los médicos cuando reciben a sus pacientes detrás de los biombos o los curas cuando pervierten o seducen a alguien.

¿Debemos reglamentar la Prensa, de la misma forma que lo hacemos con las demás profesiones? http://porunaprensamashumanayobjetiva.blogspot.com/2009/08/eglamentar-los-medios-de-comunicacion-y.html

¿Quién o quienes pueden cuestionar a la Prensa hoy día? ¿Cómo y dónde publicar las críticas? La respuesta la encontramos en la Internet, una herramienta tecnológica sin precedentes, que nos da la oportunidad de hacer todo tipo de señalamientos en las redes sociales, videos, o Blogs, de forma independiente, libre y sin censura de la Prensa.